Ahí sentado
enfrente, poco
a poco
trastocas mis sentidos.

Tu voz,
cambia el aire
alrededor
de mi cuerpo.

Tus palabras,
acarician
despacio
mi cerebro.

Un cosquilleo
incesante,
me va recorriendo
muy lento.

Algún punto,
hasta ahora
oscuro,
se ilumina con deseo.

Mi mirada,
resplandece
mis pezones
se endurecen,
por dentro
me reblandeces.

Segrega
mi boca agua,
todo en mí
es humedad
en movimiento.


que si me tocas
ahora
puedo consumir
el fuego.

 

Adela

Hannover 2004